¿Sabias que los pensamientos curan más que los medicamentos?

Por: María Dolores Nava Trejo

Bruce Lipton (Estados Unidos, 1944) ha conseguido integrar ciencia y espíritu. Es doctor en Biología Celular y fue pionero en la investigación con células madre. Sus estudios sobre la membrana celular y las modificaciones de las células según el entorno sentaron las bases de la nueva epigenética. Sus descubrimientos (que iban en contra de la opinión científica establecida de que la vida es controlada por los genes) y el estudio de la física cuántica le han llevado a criticar duramente la medicina convencional.

Los medicamentos pueden atacar la enfermedad, pero también causan muchos problemas en el cuerpo. Porque la medicina basada en la farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomamos una pastilla química y la introducimos en el cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde hay un problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Y esas personas son muchas más que las que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que ayuda.

¿Cómo funcionan las células?

Bruce trabaja con ellas en los años 60. Fue un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hizo en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Puso una célula madre en un plato petri y observó como cada diez horas se dividía en dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas. Luego tomó algunas de ellas, las colocó en otro plato y cambió el entorno celular. Cambió la química en ese plato y ahí formaron músculo. Después, tomó otras del primer plato y las puso en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando tomo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad. ¡El humano es un plato petri cubierto de piel!

 ¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?

Dentro de cada uno de nosotros hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.

En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?

No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.

¿Cómo funciona la mente?

La mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, si cierras los ojos, y luego los abres y ves a alguien a quien amas. Entonces tu cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedes sentir en tu cuerpo, puedes sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abres los ojos y ves algo que te asusta, segregas hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunológico usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunológico.

Eso significa que el estrés nos hace enfermar, ¿no?

Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunológico, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunológico lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunológico. Es tan claro que suprime el sistema inmunológico que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunológico. De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas, las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunológico, no pueden crecer; una vez que se apaga el sistema inmunológico, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas. El 90 por ciento de la gente que va al médico es debido al estrés, y también el cáncer funciona igual.

La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química

La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se llama placebo y el otro nocevo. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.

¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?

El subconsciente es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.

Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño

La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Sería algo así como conducir un coche: si te enseñaron a conducir mal y has automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable es que tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.

¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?

Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa información, pero no es así. La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos positivos, el conocimiento solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente.

Referencias:

La biología de la creencia, Bruce H. Lipton (Palmyra, 2007)

EL ARTE COMO TERAPIA

 

Por: María Dolores Nava Trejo

La arteterapia es un tipo de terapia psicológica que utiliza el arte como herramienta de estimulación cognitiva y desarrollo personal. La terapia con arte engloba a todas las artes sin excepción, y las convierte en instrumento de comunicación entre el paciente y el terapeuta. Por tanto, la terapia artística tiene dos usos diferenciados. Por un lado “el arte como terapia”, trata de ser un proceso terapéutico que de modo espontáneo y creativo pueda llevar a la realización personal y el bienestar físico, mental y emocional. Por otro lado, se presta especial atención a la producción artística, ya que es una forma de comunicación simbólica, no verbal, de percepciones y conflictos que quizás no sean expresados por medio del diálogo y de esta forma pueden ser identificados y resueltos.

Es una profesión establecida en la salud mental que ocupa los procesos creativos de la realización de arte para mejorar el bienestar físico, mental y emocional de individuos de todas las edades. Está basado en la creencia de que el proceso creativo relacionado con la autoexpresión artística ayuda a la gente a resolver conflictos y problemas, desarrollar habilidades sociales, controlar el comportamiento, reducir el stress, aumentar el autoestima y la autoconciencia, y alcanzar la introspección”.

La arteterapia está especialmente indicada para aquellas personas que, en virtud de la enfermedad o disfunción que padecen por una u otra razón (neurológica, psicológica, lingüística, cultural…), tienen dificultades para articular sus conflictos verbalmente. La imaginería artística permite explorar y reelaborar los sentimientos, fantasías, experiencias y recuerdos. Obviamente, se puede llegar a un proceso de comunicación verbal a partir de la creación para asociar la expresión plástica y profundizar en sus contenidos, siempre y cuando el usuario quiera y pueda hacerlo. Sin embargo, la esencia del mensaje se transmite mediante imágenes. De este modo, la ventaja de la arteterapia consiste en que se puede hablar del conflicto sin hacerlo directamente, respetando así las defensas de las personas. El lenguaje de las imágenes es más indirecto y, por este motivo, puede proporcionar más seguridad. Esta posibilidad que ofrece el arte para la expresión indirecta en un contexto terapéutico se ha denominado, en arteterapia y en todas las terapias creativas (danza, drama, musicoterapia), el distanciamiento estético.

EL papel del artereapeuta

El papel del arteterapeuta consiste en ayudar a estimular el proceso creativo de la persona, acompañarla en la creación, ofrecer para este trabajo un marco favorable, seguro y continuo, creando una relación empática triangular: terapeuta-obra-usuario. Para poder crear, las personas tienen que sentirse seguras y reconfortadas. Aquí es pertinente el concepto del espacio potencial de Winnicott (potential space). Para facilitar este espacio, es esencial que el arteterapeuta acoja las producciones gráfico-plásticas sin juzgarlas según los criterios estéticos de la Academia y que se abstenga de inmiscuirse en el proceso creativo del usuario y evite imponer sus propias preferencias estéticas. Es en estas condiciones cuando se consigue sostener la capacidad de simbolización y, asumiendo el papel de creador, el individuo tiene la oportunidad de aumentar la confianza en sí mismo.

El arteterapeuta observa tanto las obras como -sobre todo- el proceso creativo. Se trabaja bajo el principio de la confidencialidad, por eso no se ha de tratar de llevar las obras creadas en un marco arteterapéutico a la esfera pública, en forma de exposiciones o vídeos. Entrar en una dinámica de exposicionismo pervertiría el objetivo, ya que una exposición nunca permite ver el proceso creativo terapéutico ni todo cuanto ha surgido alrededor de la obra. Más bien se posibilitan «formas de apropiación subjetiva de métodos artísticos» que vayan «más allá del régimen de visibilidad» (Ribalta, 2004), desmarcándose de la sobrefuncionalidad o incluso instrumentalización del proyecto artístico supuestamente valorizado en el momento expositivo.

En cuanto a la orientación teórica, la perspectiva psicodinámica es la más utilizada, principalmente las teorías de Melanie Klein y Donald W. Winnicott, que predominan en el mundo arteterapéutico anglosajón, cuna histórica de dicha disciplina. Pero también hay otras vertientes, tanto las de las otras escuelas psicoanalíticas como de otras orientaciones psicológicas y psicoterapéuticas (véanse las variedades en el libro de Judy Rubin, Approaches to art therapy, 2001).

Los arteterapeutas participan en los equipos profesionales multidisciplinares de las instituciones públicas y privadas. Como disciplina académica empezó a desarrollarse en Estados Unidos a partir de los años cuarenta. En este país, al igual que en Gran Bretaña, Israel y Canadá hay unas leyes y requisitos estrictos que controlan la práctica profesional, con acreditaciones diferenciadas entre recién graduados, profesionales y supervisores. Se desarrolla una participación en las investigaciones académicas sobre las terapias creativas; en cuyas respectivas publicaciones destaca la revista científica americana The arts in psychotherapy.

Además de todo lo expuesto, resulta imprescindible el ejercicio continuo de análisis crítico alrededor de los términos terapia, arteterapia, arte y las prácticas psicológicas. Para no participar en unas dinámicas normalizadoras y en la producción de subjetividades dominantes, las lecturas habituales de las ciencias sociales como Goffman, Becker, Foucault, Bourdieu, Butler, entre otros, son esenciales. Las propias conceptualizaciones deberían reflejarse en publicaciones y en la participación activa en foros y debates internacionales sobre la cuestión de la profesión.

Referencias:

Diálogos entre arte y terapia (Gedisa, 2011)

 

¿Sabes que ocurre en tu cerebro cuando meditas?

Por: Maria Dolores Nava Trejo

De unos años para acá la meditación se ha puesto de moda y, específicamente, la meditación de atención plena o mindfulness. Se comenzó a difundir principalmente para reducir el estrés, a través de un programa de ocho semanas desarrollado por Jon Kabat-Zinn, y los efectos benéficos que experimentaban quienes participaban en estos programas llamaron la atención de los investigadores. Se ha visto que la práctica de la atención plena o mindfulness no sólo reduce la tensión emocional, sino que aumenta la experiencia de emociones positivas, permite que las personas estén más enfocadas y menos ansiosas. Sin duda, el pionero en el estudio de los efectos de la meditación de atención plena en el cerebro es el Dr. Richard Davidson, investigador del Center for Healthy Minds, de la University of Wisconsin-Madison, quien es un especialista en la neurociencia de las emociones y los estilos emocionales. En su libro The Emotional Life of Your Brain (2013) cuenta cómo, al observar los patrones de actividad cerebral obtenidos por medio de resonancia magnética de monjes budistas (entre ellos el Dalai Lama y Matthieu Ricard), se dio cuenta de que diferían de los de personas que llevaban menos años practicando la meditación, de los principiantes o los de personas que no habían meditado nunca. Aunque se puede saltar a la conclusión de que es la meditación la que cambia la actividad cerebral, para poder afirmarlo necesitaba hacer una investigación en la que los participantes aprendieran a meditar y se pudieran comparar con un grupo de control. Su oportunidad llegó en 1999. En ese estudio pudo probar los efectos del programa de mindfulness para la reducción del estrés (MBSR-Mindfulness-Based Stress Reduction), creado por Kabat-Zinn. En esa época se sabía muy poco de los efectos biológicos de la meditación y este fue el primer estudio aleatorio que buscaba descubrirlos.

La habilidad de atender el presente

El programa consistió en ocho sesiones de dos horas y media de duración, impartidas semanalmente, con un retiro de meditación en la semana seis. Los voluntarios fueron empleados de una compañía de biotecnología cerca del Center for Healthy Minds, quienes se distribuyeron al azar en un grupo experimental y un grupo de control. Con base en la definición de mindfulness de Kabat-Zinn como la atención al momento presente, sin juzgarlo, las prácticas incluyen centrar la atención en la respiración y escanear el cuerpo o saborear con atención plena. Uno de los primeros hallazgos fue que los síntomas de ansiedad disminuyeron alrededor de 12% en el grupo de meditadores, mientras que aumentó en el grupo de control. El grupo experimental también mostró mayor actividad en el lóbulo frontal izquierdo; de hecho, al comparar sus registros, la actividad se triplicó con respecto a sus niveles iniciales. Esto es importante porque las emociones positivas activan el lóbulo frontal izquierdo, mientras que la depresión y la tristeza activan el lóbulo frontal derecho. El grupo de control, por su parte, tenía menos actividad en el lóbulo frontal izquierdo al paso de las ocho semanas.

La meditación está asociada a un sistema inmune más fuerte

Otra de las pruebas consistió en tomar muestras de sangre de todos los voluntarios en la semana ocho de la intervención. Después se les inyectó la vacuna contra la influenza y posteriormente se les tomó otra muestra de sangre. Los investigadores encontraron que los meditadores produjeron 5% más anticuerpos como respuesta a la vacuna. Esto sería un indicador de que las emociones positivas están asociadas a una mejor respuesta inmune.

La habilidad de atender el presente

El programa consistió en ocho sesiones de dos horas y media de duración, impartidas semanalmente, con un retiro de meditación en la semana seis. Los voluntarios fueron empleados de una compañía de biotecnología cerca del Center for Healthy Minds, quienes se distribuyeron al azar en un grupo experimental y un grupo de control. Con base en la definición de mindfulness de Kabat-Zinn como la atención al momento presente, sin juzgarlo, las prácticas incluyen centrar la atención en la respiración y escanear el cuerpo o saborear con atención plena. Uno de los primeros hallazgos fue que los síntomas de ansiedad disminuyeron alrededor de 12% en el grupo de meditadores, mientras que aumentó en el grupo de control. El grupo experimental también mostró mayor actividad en el lóbulo frontal izquierdo; de hecho, al comparar sus registros, la actividad se triplicó con respecto a sus niveles iniciales. Esto es importante porque las emociones positivas activan el lóbulo frontal izquierdo, mientras que la depresión y la tristeza activan el lóbulo frontal derecho. El grupo de control, por su parte, tenía menos actividad en el lóbulo frontal izquierdo al paso de las ocho semanas.

La meditación está asociada a un sistema inmune más fuerte

Otra de las pruebas consistió en tomar muestras de sangre de todos los voluntarios en la semana ocho de la intervención. Después se les inyectó la vacuna contra la influenza y posteriormente se les tomó otra muestra de sangre. Los investigadores encontraron que los meditadores produjeron 5% más anticuerpos como respuesta a la vacuna. Esto sería un indicador de que las emociones positivas están asociadas a una mejor respuesta inmune.

Este estudio pionero mostró que la meditación tiene un efecto biológico y fisiológico en el cerebro, además del efecto en el bienestar psicológico de los participantes.

Referencias:

Davidson, R.; Begley, S. (2013). The Emotional Life of Your Brain. USA: Plume

 

La importancia de la felicidad en el trabajo

Por: Maria Dolores Nava Trejo

Christopher Peterson uno de los psicólogos más importantes de la Psicología Positiva definió a éste particular enfoque de la psicología con la frase ‘las personas importan’; según Martin Seligman, reconocido autor y fundador de la disciplina, ésta es la mejor forma de definirla.

Cifras de la OCDE en México indican que una persona trabaja un promedio anual de 2,226 horas al año, estas horas se dividen en los 254 días laborales en el año, dando como promedio 9 horas al día en el trabajo. Esto es la mayor parte del tiempo del día y la mayoría de los mexicanos harán esto por 40 años. Cuando el trabajo no es una importante fuente de felicidad, se percibe que esto le resta tiempo a la familia u otro tipo de actividades.

Parte de la felicidad en el trabajo y el sentirse apreciado es por parte de los líderes directos. Edgar Schein es uno de los grandes autores de Cultura Organizacional y resalta la importancia de los líderes en las organizaciones. Schein (2010) menciona que:

1) Los líderes son los principales arquitectos de la cultura organizacional.

2) Después de formarse la cultura, influyen en qué tipo de liderazgo habrá dentro de las organizaciones.

3) Si los elementos de la cultura se vuelven disfuncionales, el liderazgo puede y debe hacer algo para acelerar el cambio de cultura. Los líderes de las organizaciones deben de crear un carácter y personalidad únicos para que la organización se pueda adaptar a su entorno comercial y se pueda diferenciar de la competencia.

El tema del liderazgo y su efecto en las relaciones laborales, y la felicidad en el trabajo, es estudiado por grupos de Desarrollo Organizacional como el OD Network (la Red de Desarrollo Organizacional más grande en el mundo). He tenido la oportunidad de presentar conferencias en este grupo y en una ocasión, Steve Weitz, que en ese entonces era el Director de Desarrollo Organizacional del Talento Global de LinkedIn, la red más grande de trabajo a nivel mundial, me dijo que esta empresa valora las relaciones como muy importantes, promueve la responsabilidad en cada colaborador y que se diviertan en el trabajo.

Propongo a los líderes de organizaciones a que realicen los siguientes esfuerzos en sus equipos de trabajo y ver como se traducen en productividad y bienestar de sus empleados. Se puede empezar por confiar en sus empleados para que puedan lograr sus objetivos, recuerda que fueron contratados por una razón. Dar las gracias de corazón por las actividades que realizan, la gratitud es una de las emociones positivas más importantes en la vida. Siguiente, es importante preguntarles ¿y tú que piensas?, serán sorprendentes las respuestas que reciban por parte de ellos. Estando en la operación, probablemente ellos tienen ideas de cómo realizar mejor los procesos. ¿Cómo puedo ayudarte? Haz que los colaboradores tengan todas las herramientas posibles para que puedan lograr su trabajo. Por último, expresarles cuando hayan tenido logros: Estoy orgulloso de ti. El reconocimiento es un doble beneficio para el bienestar del empleado y ayuda a motivarlos a florecer y aportar lo mejor de sí mismos.

En palabras de Oriana Tickell, profesora de la Maestría en Liderazgo Positivo, no hay mejor médico de cabecera que tu jefe inmediato; es quien puede hacer que te sientas mejor en el día. Ustedes tienen la elección en sus manos, recuerden que las personas sí importan, y mucho.

Referencias:

Peterson, C. (2006). A primer in positive psychology. Oxford University Press.

Schein, E. H. (2010). Organizational culture and leadership (Vol. 2). John Wiley & Sons.

¿Cómo andamos en temas de espiritualidad?

Por: Adriana Ruiz

137105-OSD442-504.jpgA pesar de los grandes avances en materia de ciencia, de conocimiento y de tecnología, hoy al hombre le sigue preocupado mucho la muerte, su propia muerte y lo que le va a pasar “después”.

Ante esta creciente preocupación y sobre todo en el mundo occidental, buscamos respuestas que nos lleven a alcanzar la espiritualidad rápida y efectivamente sin considerar que esta <búsqueda> da lugar a lo que Villanueva llama “industria de la iluminación” que, aprovechándose de la pérdida de los valores básicos, nos provoca una sensación de vacío para luego prometernos transformarla o eliminarla mediante meditaciones, retiros, rituales, sectas y/o sustancias alucinógenas.

En mi opinión como psicoterapeuta y de acuerdo a lo que escucho en consulta y con mis colegas, estamos en una era en la que tenemos muy poca tolerancia a la frustración y sentimos ésta necesidad de tener pruebas de todo. Existe un gran escepticismo ante los temas metafísicos, lo que podría devenir en una sensación de vacío y como no soportamos ese vacío, lo disfrazamos de <necesidad espiritual> e intentamos eliminarlo por cualquier medio debido a la necesidad de satisfacción inmediata, aunque lo hagamos desorientados y terminemos por confundirnos más, incluso, hasta caer en el fanatismo o la obsesión.

Martín A. Villanueva, en su libro Más Allá del Principio de la Autodestrucción, menciona que “Cuando carecemos de un sentido de vida, vivimos irresponsablemente o negamos la realidad que es más grande que nosotros mismos, acabamos por sentirnos desconectados”.

Así mismo, el postula que “la espiritualidad genuina no se impone, brota naturalmente”, y aunque dicha publicación tiene casi 40 años, me parece relevante rescatarla por la postura de que por paradójico que parezca, mientras más nos forzamos y luchamos por “elevarnos”, más nos hundimos. ¿El motivo? El desconocimiento del sentido profundo de las enseñanzas que nos dicen que la verdad está dentro de nosotros mismos, pese a que nos aferremos a encontrarla afuera.

Entonces, ¿cuál es la respuesta? Para mí la respuesta puede encontrarse en el texto de Villanueva cuando habla de la voluntad.

Como seres conscientes que razonan y eligen, podemos darnos cuenta de nuestra propia existencia, del curso que lleva nuestra vida, de nuestras capacidades y también de nuestras limitaciones pero lo importante es que también podemos echar mano de nuestra buena voluntad para tomar decisiones, actuar, crear una existencia llena de significados propios y hacer con ella lo que decidamos.

Y no se trata de reconocerlo intelectualmente, sino de sentirlo y vivirlo. “La voluntad es la que puede transformar la conciencia porque es el conocimiento en acción, el puente entre el deseo y el acto y es en ese pasaje donde las cosas pasan”.

Si buscan una lectura amena que plantee una visión holística sobre temas espirituales, ¡les recomiendo esta joya!